“UN PARPADEAR DEL FINAL AL INICIO DE LA VIDA” (Enfrentando el Temor a la Muerte)


Suena paradójica la propuesta, ¿cierto? ¿Cómo empezar por el final y terminar con un inicio? ¡Y, además, un inicio de vida!

Si, muchos llegan a temer al final de sus días. Muchos, quizás luchan por no dejar atrás, lo que consideran valioso en este mundo. Se aferran desde sus más profundas entrañas; hasta pretender aferrarse “con uñas y dientes”, si fuera posible, para no soltarse y no enfrentar lo temiblemente desconocido, un más allá.

Aunque sabemos, que, en momentos críticos, lo más fuerte, humanamente hablando, que puede abrazar el alma de las personas, son los vínculos afectivos con sus amados. Esas personas tan importantes para todos nosotros, con quienes deseamos tener las cuentas claras que nos lleven a experimentar una paz necesaria para nuestra alma y poder despedirnos. Despedirnos, si somos elegidos para administrar el tiempo y poder hacerlo. Mas esto no depende de ti, ni de mí, el poder tenerlo. Mas también es la búsqueda desesperada y anhelante de aquel que te miró por primera vez en su mundo, te amó y te dió vida, aun sin tú haberlo tomado en cuenta.

          El último microsegundo para todos es importante. No importa edad, salud, dinero, condición física o “influencias celestiales” que pudiéramos tener. Todos, incluyendo a quienes creamos que tienen “toda” una vida por delante, estarán llamados a presentarse ante su Creador. Es ese cerrar de tus ojos físicos y el abrir de tus ojos espirituales. Es ese momento, a lo posiblemente desconocido para algunos, más alentador para otros, que marcará una diferencia entre el final de vida y el inicio de VIDA.

Pero espera, el inicio de VIDA no será solo al cerrar tus ojos físicos, el inicio de vida comienza aquí y tus ojos espirituales puede abrirse aquí. ¡Si! ¡AQUÍ! ¡Aquí en tu tiempo!¡Aquí en tu situación! ¡Aquí en tu problema! ¡Aquí en tu desesperanza! ¡Aquí en la tierra! Camina conmigo a conocer, a relacionarte y a intimar con un Dios amante que te espera ahora antes de que llegue el inesperado microsegundo e imperceptible fugaz aliento de vida. Invítalo a tu casa, a tu alma. Al invitarlo a tu interior te sellará con la confianza de experimentar ese parpadear del final al inicio de la VIDA aquí en él. Escoge SU VIDA.